Eladio Contreras Reyes
Director Editorial
En las elecciones presidenciales del 2008, al margen de los ataques que recibiera el candidato Miguel Vargas Maldonado del PRD, por el sonado caso de Marbella, España, implicación que posteriormente fue debidamente desestimada, uno que fue blanco de los ataques de los estrategas del PLD fue el ex presidente Hipólito Mejía, por entre otras cosas, la situación económica que vivió el pais a partir del año 2003.
A raiz de la quiebra fraudulenta de varios bancos en el año 2003, y la forma en que las autoridades monetarias enfrentaron la situación, hubo efectos que se le escaparon al control de las autoridades, provocando entre otras cosas, un proceso de devaluación brusco nunca visto en la historia económica, donde la tasa del dolar llegó a cotizarse a más de 50 pesos; la tasa de inflación subió a más de 40% al finalizar el año 2003.
Como era de suponer, esa volatilidad de las tasas de cambio y de inflación, generaron todo un clima de desconfianza a toda la sociedad dominicana, en especial de los agentes económicos, y el pais vivió una época de desesperanza y frustación, que provocaron una baja significativa de la popularidad del gobierno, del PRD y del presidente Mejía.
Haciendo un poco de historia, hay que recordar que en la Reforma Constitucional del 2002, que reinstauró la figura de la reelección presidencial, después de la segunda repostulación, el presidente en cuestión no podía presentarse nunca más a unas elecciones presidenciales. Entonces, a partir de la derrota electoral del 2004, el presidente Mejía era practicamente un cadáver político. El sentido común aconsejaba a Mejía, a su grupo y al propio PRD, que Mejía era un activo político de un bajo valor presente y mucho más bajo valor futuro.
Es por ello, que nadie, absolutamente nadie, nunca quiso de manera institucional en el PRD, defender y justificar las medidas económicas del 2003, y optaron por desentenderse de esa defensa y se le cargó todo el costo político al Ex presidente Mejía, quien, entendiendo que más nunca sería candidato a nada, tampoco hizo mucho esfuerzo para reinvindicar sus ejecutorias económicas, sobre todo, el tratamiento dado a las quiebras bancarias. Según algunos de los analistas económicos de la época, la quiebra fraudulenta del BANINTER representaba la más importante en la historia de las quiebras de esa naturaleza.
Un elemento que la gente del PRD y del Ex Presidente Hipólito Mejía no supieron enarbolar fue que en la República Dominicana no se produjo un colapso sistémico, es decir, la decisión de resarcir a todos los depositantes sin importar el monto de los depósitos, evitó que se produjera el llamado efecto dominó, que si había pasado en otros paises de Sudamérica. El Efecto Dominó pasaría en una situación donde los depositantes van en masa a efectuar retiros de sus depósitos, y como es matemática y financieramente imposible que estén en bóveda todos los recursos provenientes de las captaciones al público, entonces el sistema financiero nacional se vería imposibilitado de atender a todos sus depositantes.
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